
La doctrina del kamma explica cosas como las diferencias individuales entre los seres humanos y porque las buenas personas sufren en esta vida. El kamma no es justicia moral; si uno considera la ley de kamma como tal, está sugiriendo que alguien está sentado juzgando a los seres. No hay nadie que juzga las acciones de los seres; la ley moral de kamma simplemente existe; no es justicia moral ni premio y castigo. De acuerdo con esta ley, si uno realiza buenas acciones, obtiene buenos resultados y si realiza malas acciones, obtiene malos resultados. Sin embargo, los resultados no están dados por alguien ni están dados como premio o castigo. El kamma es una ley moral que no requiere un legislador; es una ley que opera naturalmente.
Etimológicamente, el kamma significa “acción”, pero en el contexto de la enseñanza budista se refiere más específicamente a una “acción intencionada” o a un “hecho producido deliberadamente”. Los actos no intencionales tampoco constituirían, estrictamente hablando, el kamma, en el sentido budista de la palabra. Para que esto ocurra, o sea, para que pueda hablarse con propiedad de una “acción kármica”, primeramente, tiene que estar involucrada la voluntad de la persona, en segundo lugar, tiene que existir la posibilidad de una libre elección y, finalmente, el sujeto debe estar consciente de su acción.
Buddha explica qué las personas son diferentes, porqué algunas tienen larga vida y otras vida corta. También explica porqué algunos son propensos a la enfermedad y otros sanos; porqué algunos son feos y otros bellos; porqué algunos tienen muchos amigos y otros pocos; porqué algunos son ricos y otros pobres; porqué algunos nacen en circunstancias favorables y otros no; porqué algunos nacen inteligentes y otros no. Buddha dice los seres son propietarios de sus acciones, herederos de sus acciones, tienen las acciones como sus padres, sus familiares, su refugio. Las acciones dividen a los seres en inferiores y superiores.
Hay diferentes tipos de kamma. Algunos dan resultados en la próxima existencia, otros en las existencias subsiguientes. Aquellos que dan resultados en las existencias futuras es un depósito de kamma que todos poseen. Nosotros hemos estado atravesando este samsara (ciclo de nacimiento y muerte) por muchos eones y hemos realizado muchas cosas buenas y muchas cosas malas. Algunos de estos kammas ya podrían haber dado resultados, pero otros no. Tanto los buenos como los malos kammas, están en cierta forma, esperando la oportunidad para dar resultados; los malos dan resultados cuando hay circunstancias favorables. Si uno realiza un mal kamma en esta existencia, el mal kamma del pasado tiene más posibilidad de dar resultados. Pero si uno realiza buen kamma aquí y ahora, uno puede bloquear, pero no erradicar totalmente, el mal kamma del pasado. Ésta es la razón por la cual uno debe realizar acciones meritorias.
Buddha explicó esto en forma de símil. Si uno pone una cucharada de sal en una taza de agua, el agua sabrá salada, pero si uno pone la misma cantidad de sal en un lago, el agua no sabrá muy salada; de esta forma, cuando se tiene gran cantidad de buen kamma, se puede contrarrestar o diluir los efectos del mal kamma.
El segundo es moralidad.
El tercero es meditación, cultura mental
El cuarto es reverencia. Dar respecto a los demás, especialmente a los mayores.
El quinto es servicio.
El sexto es compartir méritos.
El séptimo es regocijarse de los méritos de los demás.
El octavo es escuchar el Dhamma (Doctrina).
El noveno es enseñar el Dhamma.
El décimo se denomina rectificar nuestras concepciones.
Así tenemos estos diez buenos kammas que pueden ser agrupados en tres grupos:
1. generosidad: Dar, Compartir méritos y Regocijarse de los méritos de los demás.
2. moralidad: Observar preceptos, Dar respeto y Servicio.
3. meditación: Meditar, Escuchar el Dhamma, Enseñar el Dhamma y Rectificar nuestras concepciones.
El primero de estos es matar.
El segundo es robar.
El tercero es conducta sexual inapropiada.
El cuarto es mentir.
El quinto es calumniar, (hablar mal del ausente.)
El sexto es lenguaje áspero.
El séptimo es lenguaje frívolo, lenguaje infructífero que no tiene valor o sentido.
El octavo es desear poseer aquello que es propiedad de los demás.
El noveno es mala voluntad
El décimo es concepción errónea.
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